CRÓNICA
POR RUBÉN FIORENTINO
Soñada, brillante,
espectacular fue la noche de ayer. Para hacerlo más gráfico y sintético, y a
riesgo de plagiar a uno de mis más grandes ídolos deportivos, puedo expresar a
los cuatro vientos…¡Soy feliz! Feliz porque a través del Centro Cultural del
Tango Zona Norte le pudimos ofrendar a la comunidad tanguera lugareña y a los
vecinos en general un espectáculo de tamaña jerarquía. Lo merecía el Santo
Patrono, humilde laburante rural canonizado por sus virtudes, lo merecía la
gente, no siempre habituada a consumir sin cargo alguno tanta jerarquía
desplegada sobre un escenario, lo merecían los artistas que se brindan sin
reservas al soberano y los merecíamos nosotros que tanto bregamos por enarbolar
la bandera de la música ciudadana en esta parte del conurbano.
Minutos después
de la hora 20 se daba el puntapié inicial, para seguir narrando en
términos futboleros, de una jornada que
iniciaba el tango emblema, “De Academia” y continuaba con la bienvenida que
hacía Jorge Gatti, para después, María Cozzitorto hacer el recuerdo emocionado
para el amigo que se nos adelantó en la partida…Miguel Ubaldón. Después de
escucharlo en una versión grabada de Tiempos viejos, aplaudida como nunca por
el público asistente y tras una breve introducción de quien les narra referida
a Isidro de Melo y Quintana el hombre de origen musulmán nacido en 1082 al que
por sus virtudes la iglesia católica ungió para los tiempos en San Isidro
Labrador comenzó de lleno el espectáculo.
Gladys Rivero y Humberto Pouchulú
subían al escenario para hacer su paso fino, elegante, armonioso danzando como
los mejores al son de sendos tangos, Come il faut y Yuyo brujo. Sobrevendría
luego la presentación de quienes pondrían marco musical a la jornada, los
guitarristas Carlos Rubén Salazar y Daniel Filoni que en forma instrumental
comenzaban a regalarnos dos páginas de antología, Sur y Silbando. En tanto esto
acontecía Jorge Gatti destacaba que en la platea, observando con atención la
actuación de los artistas, se encontraban representantes del municipio como
Teresita de Capparelli, y de entidades amigas como la Sociedad Italiana de
Socorros Mutuos y Cultural “Dante Alighieri”, la Asociación “Hijos y Amigos de
San Isidro”, el Círculo de Poetas de Boulogne, la Sociedad Cosmopolita de
Socorros Mutuos de San Isidro y el difusor Pedro Cahue entre otros.
Grata
revelación resultó después la joven Viviana Andrade. Llegaba recomendada por
Raúl Funes que ya es mucho decir pero ninguno de los miembros de CD conocíamos
demasiado de sus bondades artísticas, más de los que te puede brindar algún
material publicado en Internet. Doy fe que me y nos deleitó a todos con sus
interpretaciones de Sueño de juventud, Y todavía te quiero, Milonga sentimental
y Melodía de arrabal donde su diminuta figura cobraba una altura inusitada.
Con
su vasta experiencia de haber transitado diferentes escenarios llegaba a
continuación Héctor Moyano que rememorando sus mejores tiempos nos regalaba
Ninguna, Y ahora no me conocés, Toda mi vida y De igual a igual.
La alternancia
entre dama y caballero continuaba con Mariana Novoa que revalidó el porqué está
nominada para los premios Gardel con magistrales interpretaciones de Che
bandoneón, Parece mentira, Canción desesperada y un cierre brillante con El choclo.
En tanto Marta Cortés y sus amigos que aguardaban en la platea su actuación
entre los que se destacaba el señor Jorge Rubén Moccia, Director de Cultura del
Club Gimanasia y Esgrima de Buenos Aires, se salían de la vaina esperando que
llegara el momento de la actuación. La vecina de Villa Adelina con el desborde
de personalidad de siempre puesta sobre un escenario nos regaló Malena, Sur,
Quiero huir de mí, Por una cabeza y Cambalache, tema con el que cerró su muy
celebrada actuación.
El reloj avanzaba anunciando pese a nuestros deseos de
detener el tiempo, el próximo final. Raúl Funes era el elegido para ese cierre
obligado y el hombre estuvo como siempre con su calidad intacta y reafirmada
cada día a la altura de sus mejores días. No podía faltar en su entrega Una
emoción, Ventanita de arrabal ni Maquillaje pero lo que acaso nos sorprendiera
fue ese dúo que concretaron con Viviana Andrade, que volvía al escenario para
regalarnos juntos Alma, corazón y vida y El día que me quieras.
Despedida la dama con el
merecido reconocimiento del soberano, Raúl propuso para la despedida ese
Balada para un loco que él hace como nadie y lo llevó a cabo, pero el hombre
propone y Dios dispone como reza el viejo dicho y el final no fue ese. Obligado
por los incesantes aplausos, vítores y muestras de aprobación que partían de la
platea y colmaban la sala tuvo que acceder al “otra” que le estaban reclamando
y Vieja viola marcó el final de una actuación brillante, genial, superlativa.
Por eso la felicidad de coronar con éxito un espectáculo planeado con mucho
esfuerzo y dedicación, superando dificultades que siempre se presentan, por eso
la alegría de la mano sincera que se extiende para saludarte, la palmada de
felicitaciones, el deseo manifiesto de que sigamos en esta senda que alimenta
el espíritu y te redobla las fuerzas para continuar haciendo esto que tanto nos
gusta. Entonces que más puedo decir…¡Soy feliz! ¡Viva el tango!
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