El Milonguero
Cuando escuché en la radio que habían matado al “ñato”,
sentí un escalofrío. Lo habían encontrado en la calle con dos
puñaladas en la espalda. Ayer no más
habíamos estado bailando en el Sin Rumbo. El “ñato” era uno de los más renombrados milongueros
de Buenos Aires. Tenía linda pinta y caminaba el tango con un paso suave y cadencioso que lo caracterizaba. Contaba con veintiocho años. Dos más que yo. Éramos como hermanos.
El vivía en
Retiro y yo en Villa Urquiza, pero siempre nos poníamos de acuerdo para aparecernos los sábados a la misma milonga. El “ñato” era cosa seria, sí señor. Me acuerdo que hace cosa de una semana me encontraba mateando en la pieza y como de
costumbre escuchando la Mitre, cuando
pusieron “Noche de Reyes” por Canaro en tiempo de canyengue. No pude aguantarme. Me levanté de la silla y me puse a bailar solo. De pronto en
una espontánea cortada, me salió un
paso inesperado que encajaba justo. Lo volví a repetir hasta memorizarlo bien. Ahora tenía que ver la manera de cómo indicarle a la mujer. Me cebé otro mate y salí. Crucé el patio y le fui a golpear la puerta a la Felicia.
Esta era una veterana que en sus tiempos, supo
ser una
milonguera flor y que
me había enseñado mucho. Vivía en la
pieza tres. Me recibió con el mate en la
mano y los rulos de papel en el pelo.
__Hola Rodolfo. ¿En que andás?
__Che Felicia, ¿Estás muy
ocupada? Se me ocurrió un paso nuevo y
quería ensayarlo contigo.
__Bueno, pasá. Esperate un momento que termine de planchar
esta camisa.
Un rato después, nos encontrábamos los dos
practicando el consabido paso.
__¿Sabes que está bueno? __Me dijo cuando terminamos._.pero acordate de hacerle la
presión con la mano derecha, así
la obligás a cruzar.
__Gracias Felicia,__le dije dándole un abrazo, __estoy deseando que llegue el sábado
para estrenarlo.
__Que
tengas suerte. ¿No tenés un cigarrillo?
__Tomá__
Le dije alcanzándole una cajilla que tenía unos cinco o seis. quedátela que yo tengo una sin empezar.
Al fin llegó el sábado. A las diez de la noche ya estábamos el “ñato” y yo como fierro en un rincón del
salón, campaneando el ambiente. El fue el primero en salir.
Me quedé un
rato
mirándolo. La
verdad es que era un dandy en la
pista. Yo ya
le había puesto el ojo a una
morocha que bailaba lindo, así que en cuanto quedó libre le cabecié y ahí nomás
arrancamos. Estaba un poco nervioso por el pasito ese. Tenía miedo de que no me saliera y fuera a
hacer un papelón. Dejé pasar la primera pieza,
pero en la segunda, ya me encontraba más confiado, así que lo metí nomás. Me salió como ensalivado, y la mina ni pestañeó siquiera. Y así fue. En cada tango lo metí un par de
veces como si tal cosa.
Al otro día
lo comenté con la Felicia.
__¿Viste?
__ me dijo sonriendo, si vos bailás un
montón Rodolfo. El “ñato” lo que tiene,
es un poco más alto y tiene una
elegancia natural, pero en lo demás, no te lleva ninguna ventaja.
__No me jorobes, Felicia.
__No te estoy jorobando,
vos no tenés nada que envidiarle a él.
__Si vos lo decís.
El siguiente
sábado, nos encontramos en la milonga y
como teníamos costumbre, pedimos unas cervezas y nos pusimos a relojear el
ambiente. Al cabo de un rato sonó
Tanturi y el “ñato” me tocó con el codo y salió derechito a abrazarse con una mina.
Yo me puse a observarlo. ¡Que clase, compañero! ¿Cómo
se le ocurría a la Felicia decir que yo bailaba
como él?. Entonces, abrí los ojos sorprendido. Este bandido se estaba
luciendo con mi paso. ¡ Y que bien que le salía! Encima
lo completaba con una cortadita de mi flor que era de morirse.
Eran las dos de la madrugada cuando dejamos el salón. Caminamos
hasta la
esquina y ahí nos despedimos. Del paso, ni una palabra. La radio estaba diciendo que la Policía estaba buscando el arma
homicida. Si dragan el río puede ser que la encuentren. Perdonáme hermano, pero el paso era mío.
Walter
Acosta(Melbourne, Australia)
1 comentario:
Me encantó el cuento ganador!!!! Me saco el sombrero ante el remate inesperado y muy bien contado!!!!
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